A pesar de que la iniciativa fue anunciada sin el aval de todas las empresas, el diálogo con el sector privado continuará. El secretario de Comercio, Roberto Feletti, recibirá esta semana a representantes de Quilmes, Unilever y Mastellone. También tendrá encuentros con los supermercados mayoristas con el fin de garantizar que el plan llegue sin inconvenientes a los comercios de cercanía.
Feletti ya plantea cuál es la política que quiere implementar: “En el largo plazo hay que llegar a un acuerdo donde haya una canasta amplia que se sostenga y que sea permanentemente ofertada. El objetivo más grande es asegurar una canasta básica para todos los argentinos”, dijo en declaraciones periodísticas.
Análisis sobre el cumplimiento
La evaluación que hicieron desde la Secretaría de Comercio sobre el cumplimiento en los primeros días de la resolución 1.050 sancionada la semana pasada, fue positiva. De acuerdo a los resultados preliminares del relevamiento realizado por la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires que conduce Guido Lorenzino, el acatamiento fue del 75%. Además, esperan que esa cifra vaya creciendo a medida que pasen los días y la distribución termine de llegar a todos los puntos de venta.
“El inicio del plan está siendo bueno, hay retroceso de precios y hay ofertas”, dijo Feletti. Pese a que hubo algunas sanciones para quienes incumplieron la norma, el funcionario sostuvo que “el objetivo no es clausurar por clausurar. Hay que lograr la baja de precios y están dadas las condiciones”.
La idea del Gobierno, tal como expresaron Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa, es establecer acuerdos con las empresas. Con ese marco, la convocatoria al sector privado continuará. Dentro de ese consenso, aseguran, habrá que establecer políticas productivas para fortalecer la industria, la producción de alimentos y garantizar la diversidad de consumo para ampliar la clase media. Otro de los ejes fundamentales a los que apunta el Ejecutivo es a alinear las expectativas para desarticular lo que la vicepresidenta denominó como una economía “bimonetaria”.