Si bien es cierto que los aumentos de precios se vienen desacelerando desde el pico de marzo (+4,8%), el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC ya trepó 32,3% en los primeros ocho meses del año. Asimismo, en términos interanuales registró un alza del 51,4%.
Lo más destacado en agosto fue la desaceleración en alimentos y bebidas, la división con mayor incidencia en el IPC, debido fundamentalmente a una caída en el precio de las verduras en casi todas las regiones. Paralelamente, la estabilidad en el valor de la carne también contribuyó a que los alimentos apenas subieran 1,5% en el último mes.
En el Gran Buenos Aires, se destacaron bajas en el tomate redondo (-11,7%), la naranja (-7,4%), la papa (-4,1%), el limón (-4,1%) y la carne picada (-3,5%).
Entre el resto de las divisiones, también se observaron desaceleraciones en bebidas alcohólicas y tabaco, vivienda y servicios básicos, y restaurantes y hoteles.
En el otro extremo, las subas más pronunciadas del mes se verificaron en educación (+4,2%) y salud (+4,2%). En esta última influyeron los aumentos en medicamentos y el ajuste de hasta 9% que convalidó el Gobierno para las prepagas.
Las consultoras y entidades financieras que participaron del último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central (BCRA) habían previsto una inflación del 2,8% para agosto.
De acá a fin de año el sector privado espera que los aumentos se mantengan en niveles similares salvo en diciembre, para cuando esperan una leve aceleración por cuestiones estacionales. Si se cumplen sus proyecciones del mercado, la inflación acumulada para 2021 sería del 48,4%.
Fuente: Ambito Financiero