Será su espíritu combativo o su obediente predisposición al trabajo sabiendo que no le sobra nada. Será la superación de obstáculos desde que era chico que lo llevaron a ser quien es hoy u otro matiz personal que sólo conocen sus más íntimos. Lo cierto es que Sebastián Báez (31°, 24 años) es una fiera con raqueta, un competidor granítico que lucha por sus sueños, se resetea ante los traspiés y sigue derribando muros. El argentino, que había terminado 2024 con siete derrotas seguidas y a principios de mes no se le cayeron los anillos bajando al Challenger Tour (la segunda división profesional) para tratar de encontrar las buenas sensaciones extraviadas, se encumbró como el primer bicampeón del Río Open, el único ATP 500 de la región. Lo logró al vencer, sobre el polvo de ladrillo del Jockey Club Brasileiro, al francés Alexandre Muller (60°, 41° desde este lunes) por 6-2 y 6-3, en una hora y media.
Amante del fútbol, hincha de Olympique de Marsella y admirador de Cristiano Ronaldo, Muller todavía tiene muy presente la final entre la Argentina y Francia de Qatar 2022 y por eso, antes de la definición carioca, prometió “vengarse” derrotando a Báez. Incluso llegó a la definición con una estadística inquietante: ostentaba un récord de 15 triunfos y sólo una derrota frente a argentinos desde junio de 2022. Después del alto nivel que lo llevó a vencer al brasileño João Fonseca (reciente ganador del Argentina Open), Tomás Etcheverry, Francisco Cerúndolo y Francisco Comesaña, se podía esperar que el europeo lo hiciera pasar mal a Báez desde el inicio. Pero, lejos de amedrentarse, el campeón defensor se plantó sobre el court Guga Kuerten con confianza y lucidez: le quebró el servicio en el segundo game (2-1), sostuvo su saque en el cuarto juego después de levantar tres break-points (3-1) y salió fortalecido. Es más: siguió trabajando con justeza cada punto y, de inmediato, generó nuevas chances de rompimiento, pero esta vez Muller sí pudo defenderse (3-2).
Intensos desde el fondo de la cancha y llevándose a los extremos, Báez salvó un break-point con un smash que picó apenas adentro, lo que le generó una mueca de alivio. El jugador que encuentra en el entrenador Sebastián Gutiérrez a un guía tenístico y emocional, incomodó a Muller atorándolo y moviéndolo de un lado al otro, algo que los rivales del francés en el Río Open habían logrado sólo en cuenta gotas durante la semana y evitó el quiebre (4-2). Insaciable y súper enfocado, el jugador nacido en Billinghurst, partido de San Martín, dejó impotente a Muller con un abanico de impactos de altísima calidad y volvió a conseguir el quiebre (5-2). Le tocó servir para set y, sin que las dudas o la ansiedad lo invadieran, ganó el saque en cero, firmando el primer set (6-2).
Báez, rocoso de mente y con una rica experiencia en finales de ATP, no se dejó intimidar, siguió jugando con astucia y sostuvo su saque (3-3). Estratégicamente muy lúcido, con una búsqueda constante del tiro cruzado (de revés o de drive invertido, su mejor golpe) hasta cambiar rápido de dirección, el argentino volvió a dar un golpe sobre la mesa al romperle el saque a Muller (4-3). Defendió su propio turno (5-3) y, en el game siguiente, tuvo dos match points seguidos; no logró desanudar el partido en el primero, pero sí en el segundo, dando unos pasos al frente con una derecha paralela profunda que Muller no pudo controlar. Al instante, los brazos al cielo, el alivio y la celebración de un pequeño gigante que alcanzó su séptimo título (en nueve finales), igualando la línea de Guillermo Cañas entre los albicelestes más ganadores (el próximo en la tabla es Gastón Gaudio, con ocho, aunque uno de ellos es Roland Garros, claro).
El diestro de 1,70 metro, que embolsó un cheque de US$ 448.090 y 500 puntos para el ranking, consiguió en el ATP de Río de Janeiro lo que estrellas como Rafael Nadal o Carlos Alcaraz no pudieron: defender el trofeo. Báez, ahora, lidera los registros del ATP Tour con la mayor cantidad de victorias en polvo de ladrillo desde el inicio de la temporada 2022, con 73. Frente a Muller obtuvo 26 tiros ganadores (13 del rival) y 23 errores no forzados, tres menos que el francés; anotó tres aces, no cometió dobles faltas, logró el 70% de primeros servicios, ganando el 73% de puntos con el primer saque y el 50% con el segundo. Además, ahora se une a Juan Martín del Potro (siete) y a Leonardo Mayer (dos) como los únicos argentinos con múltiples títulos ATP 500 desde que comenzó esa serie de certámenes, en 2009. “Estoy muy orgulloso de toda la semana. Por supuesto que las finales son diferentes porque querés ganar el torneo sí o sí. Intenté concentrarme en el partido. Esa es la parte más difícil de las finales, pero el apoyo de mi entrenador y del equipo fue muy importante. No esperaba ganar fácilmente, solo estaba concentrado en el punto a punto. Me gusta jugar en Brasil, me tratan muy bien, como si fuera local. No estaba seguro de venir a Río, dados los resultados que estaba obteniendo, después de la derrota ante Thiago (Seyboth Wild) en octavos de Buenos Aires. Pero mi entrenador me dijo que lo afrontara y siguiera luchando. Y eso hice”, apuntó Báez.