La grave crisis energética que atraviesa Cuba llevó al presidente Miguel Díaz-Canel a decretar la suspensión de las actividades laborales y docentes para este viernes y sábado, en un intento de reducir el consumo de electricidad ante el colapso del sistema energético.
La ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feito Cabrera, anunció la medida en redes sociales, argumentando que busca “contribuir al necesario ahorro”, en un intento por frenar el descontento social ante los apagones masivos.
Sin embargo, la crisis responde a problemas estructurales que ha llevado a la ruina el sistema eléctrico por falta de inversión y mantenimiento.
El colapso energético ha dejado sin electricidad a amplias zonas del país, con cortes que superan las 24 horas consecutivas en algunas ciudades. Por primera vez, el gobierno ha aplicado en La Habana racionamiento eléctrico de al menos seis horas, afectando incluso a barrios que solían ser priorizados.
El Ministerio de Energía y Minas (Minem) admitió que la situación seguirá siendo “compleja” y que el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) opera al límite.
La Unión Eléctrica de Cuba (UNE) reconoció ayr que el 56 % del país quedaría sin electricidad de manera simultánea, una cifra solo superada por el 57 % del miércoles.
El colapso se debe a la combinación de fallos en 10 de las 20 unidades termoeléctricas y la falta de combustible, que ha dejado fuera de servicio 59 centrales de generación distribuida y dos plantas flotantes. Estas barcazas, alquiladas a una empresa turca, fueron presentadas como una solución temporal, pero cinco de ellas abandonaron el país en 2023, dejando a la isla aún más vulnerable.
La crisis energética en Cuba no es nueva, pero se ha agravado desde finales de 2024, cuando se registraron tres apagones nacionales que dejaron a la isla completamente a oscuras. (Reuters)