— Mariano Colombo
Tras el nombramiento de Mauricio Claver–Carone como encargado para América Latina de la segunda administración que Donald Trump iniciará el 20 de enero próximo, resulta oportuno repasar los vaivenes diplomáticos que caracterizaron la relación entre Argentina y el consejero cercano al líder republicano.
Los más relevantes pueden hallarse a partir de noviembre de 2019, cuando Alberto Fernández coincidió en México de manera previa a su jura, con el entonces Director para Latinoamérica y el Caribe del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, en lo que significó un encuentro informal que le sirvió a Fernández para conversar sobre la necesidad del restablecimiento de la sostenibilidad de la deuda pública argentina. Pero en diciembre del mismo año, durante la ceremonia oficial de jura del ex–presidente en la Casa Rosada, sorprendió la ausencia de Claver–Carone como representante del gobierno estadounidense.
El hecho fue totalmente inesperado puesto que el enviado de Washington ya se encontraba en Buenos Aires. Luego, el propio invitado ausente se encargó de argumentar que su regreso intempestivo a Estados Unidos tenía la intención de transmitir el rechazo estadounidense a la presencia en Buenos Aires del ministro venezolano Jorge Rodríguez, un funcionario sancionado por el Departamento del Tesoro estadounidense por enriquecimiento ilícito.
Argentina contestó el gesto intentando disputar la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo para la cual ya venía siendo impulsado Claver–Carone. Sin embargo, sin las adhesiones necesarias la posición argentina se debilitó y el 10 de septiembre de 2020, a dos días de la elección para el organismo financiero, el gobierno argentino anticipó su abstención para la votación y confirmó el retiro de la candidatura de Gustavo Béliz en la carrera por la titularidad del BID.
Más chispazos
Todavía en pleno mandato de Alberto Fernández, la relación del país con Claver–Carone siguió un curso accidentado incluso en torno a la salida del BID del hombre “trumpista”, cuando un comité de ética de la entidad dictaminó como impropio para sus funciones el haber favorecido salarialmente a una empleada con quien mantuvo una relación sentimental. El voto argentino en el caso fue a favor de su renuncia, y en esa postura tuvo que ver Guillermo Francos, quien se desempeñaba como delegado ante el ente financiero.
Como se deduce, la llegada de Javier Milei al poder y el nombramiento de Francos como uno de sus colaboradores más cercanos desde el comienzo de la gestión libertaria, compusieron una mirada nuevamente crítica de Claver–Carone para con el gobierno cuando señaló en julio de este año, que Milei “está trabajando a nivel doméstico en políticas peronistas de reforzar el peso argentino, de seguir buscando maneras de gastar reservas para reforzar el peso en vez de ir por la liberalización de la que tanto habló (…) desafortunadamente ha estado gobernando con políticas peronistas y personas de trayectoria peronista”.
Re–vinculación incierta
La influencia que Mauricio Claver–Carone puede llegar a ejercer en el proceso de toma de decisiones del segundo gobierno de Donald Trump concita mucha curiosidad porque además del BID y de los Asuntos para América Latina, el ya nombrado colaborador del presidente electo ostenta el antecedente de haber sido Director Ejecutivo estadounidense en el Fondo Monetario Internacional.
Ya se sabe que Argentina es el mayor deudor del organismo multilateral y que el ministro de Economía Luis Caputo busca cerrar una reprogramación para el caso argentino. Sin embargo, no conviene asociar la designación del nuevo encargado de Washington para la región a este tema, sino más bien a la fuerte preocupación que Donald Trump expuso durante su campaña sobre la cuestión migratoria y la creciente participación china en el intercambio comercial con contrapartes latinoamericanas.
En otro orden, a favor de Argentina se puede tomar en cuenta el trato diferencial que desde su triunfo viene dispensando Trump hacia Milei, habiéndolo invitado incluso para la ceremonia de asunción del 20 de enero próximo.
La próxima estadía del mandatario argentino en Washington concitará la atención de las lentes ante un eventual encuentro personal con Claver–Carone. En menos de un mes, la asunción del sucesor de Joe Biden podría dar a Argentina buenas pistas más allá de todo lo protocolar.