La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) ha denunciado este miércoles que el Ejército de Israel ha empleado municiones incendiarias de fósforo blanco contra zonas residenciales en el sur de Líbano, en el marco de los casi ocho meses de enfrentamientos con el partido-milicia chií Hezbolá a raíz de los ataques perpetrados el 7 de octubre por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) contra territorio israelí.
La ONG ha indicado en un comunicado que ha podido verificar hasta la fecha el uso de estas municiones en ataques contra al menos 17 localidades en el sur de Líbano desde el estallido de los enfrentamientos, incluidas cinco en las que fueron empleadas contra zonas residenciales, poniendo en grave riesgo a la población civil y contribuyendo a su desplazamiento.
El fósforo blanco es una sustancia química que arde al quedar expuesta al oxígeno, lo que provoca la muerte o heridas muy graves en las personas alcanzadas por su uso. Además, puede incendiar viviendas, campos de cultivo y otros objetivos civiles, por lo que se considera que es un arma indiscriminada en caso de ser usada contra zonas civiles.
"El uso por parte de Israel de municiones aéreas de fósforo blanco en zonas pobladas daña indiscriminadamente a los civiles y ha llevado a muchos a abandonar sus hogares", ha manifestado Ramzi Kaiss, investigador de HRW para Líbano, que ha reclamado a Israel que ponga fin "inmediatamente" al uso de estas municiones en zonas pobladas, "especialmente cuando hay disponibles alternativas mucho menos dañinas".
La organización ha detallado que ha entrevistado para su investigación a ocho residentes y ha verificado y geolocalizado 47 fotografías y vídeos publicadas en redes sociales o compartidas con los investigadores sobre el uso de estas municiones.
Concretamente, han analizado pruebas de ataques con fósforo blanco contra Aita al Chaab, Bustane, Kafarkila, Markaba y Mays al Yabal. En este sentido, ha desvelado que el alcalde de Bustane afirmó que dos residentes tuvieron que ser trasladados a un hospital tras sufrir síntomas de asfixia al inhalar el humo del fósforo blanco tras un ataque lanzado el 15 de octubre. "Son civiles que estaban en sus casas. Uno era un funcionario y otro un agricultor", ha dicho.
Los datos del Ministerio de Sanidad libanés reflejan que, a fecha del 28 de mayo, al menos 173 personas han resultado heridas por exposición a fósforo blanco, sin distinción entre civiles y miembros de Hezbolá.
HRW ha recalcado que no cuenta con pruebas sobre heridos por quemaduras a causa del uso de estas municiones. "Los efectos más graves del fósforo blanco son los efectos dérmicos o cutáneos, que pueden incluir quemaduras de segundo y tercer grado que pueden provocar quemaduras muy significativas, necróticas profundas y de espesor total", ha explicado Zaruat Zahran, médico toxicólogo y profesor asistente de medicina de emergencias en la Universidad Americana de Beirut. “La exposición al humo de fósforo blanco (también) podría provocar daños graves en las vías respiratorias superiores, como dificultad para respirar, respiración rápida (y) tos, pero también podría tener efectos retardados, (incluida) neumonitis química, que podría requerir hospitalización y asistencia respiratoria a través de un ventilador”, ha sostenido.
Por ello, HRW ha afirmado que el uso por parte de Israel del fósforo blanco recalca la necesidad de unas leyes internacionales más firmes sobre el uso de armas incendiarias y ha recordado que el Protocolo III de la Convención sobre Armas Convencionales --del que Israel no es parte-- es el único instrumento internacional legalmente vinculante que aborda este tipo de municiones.
De esta forma, ha dicho que este protocolo se aplica a armas "diseñadas principalmente" para provocar incendios y causar quemaduras, lo que excluye las municiones multipropósito, incluidas las que contienen fósforo blanco, al tiempo que ha reseñado que Israel debería prohibir el uso de estas municiones sobre zonas pobladas por el riesgo de perpetrar ataques indiscriminados.