Unas 20.000 personas según la Policía austríaca, alrededor de 80.000 según la Plataforma por una política de asilo humanitaria se manifestaron hoy en las calles de Viena para protestar por la entrada en el Gobierno del ultraderechista Partido Popular (FPO).
"No dejéis gobernar a esos nuevos nazis", es uno de los mensajes que más exhiben los manifestantes que toman parte en la protesta, una marea de silbatos y pancartas que transcurrió bajo la custodia de unos 1.300 policías. La manifestación, apoyada por grupos de izquierda radical, acabó sin incidentes en la céntrica Heldenplatz, a las puertas del antiguo Palacio Imperial.
Según Michael Genner, de la Plataforma convocante, la coalición con el FPÖ que ha formado el Partido Popular (ÖVP) de Sebastian Kurz es dañina. "Ha dejado que la ultraderecha acceda al poder y eso significa restricción de derechos y libertades, de intolerancia". En el centro de la protesta está una restrictiva política de asilo y el recorte de derechos para los inmigrantes.
Entre las primeras medidas adoptadas por los nuevos socios de Gobierno está la dereducir los subsidios a los solicitantes de asilo. Ambos partidos se oponen también al sistema de cuotas de acogida de refugiados aprobado por la Unión Europea y, con carácter más general pero también en política migratoria, pretenden adaptar las ayudas familiares que reciben los trabajadores extranjeros a los niveles de vida de sus países de origen.
En su tradicional asamblea de Año Nuevo, el líder del FPÖ, Christian Strache, adelantó que el nuevo Gobierno pondrá todo su esfuerzo en parar la inmigración ilegal y arremetió contra los responsables políticos de una situación que arrancó en 2015 con la entrada y permanencia en el país de miles de migrantes.
Kurz, jefe de Gobierno y ministro de Exteriores cuando eso ocurrió, prometió en la campaña que le llevó al poder más control, un control que la alianza con la ultraderecha ha convertido en mano dura.