El Ministerio de Salud provincial dio a conocer que este año se superó en la provincia de Santa Fe la marca histórica de 71 donantes de órganos, luego de la donación multiorgánica llevada a cabo en el hospital Jaime Ferré de la ciudad de Rafaela este martes.
El proceso de procuración multiorgánico, que se llevó a cabo en un hombre joven, consistió en la ablación de ambos riñones, corazón, hígado y las dos córneas, y benefició a seis receptores de la lista.
El director Provincial del Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos y Tejidos (Cudaio), Martín Cuestas, recordó que “nuestra provincia había alcanzado su máximo de donaciones en 2014, con 70, y desde entonces trabajamos cada año con el objetivo de alcanzar o superar esa vara. Esto no se trata de una competencia ni de éxitos institucionales o profesionales, sino un termómetro que nos permite medir nuestra propia superación; hablamos de centenares de vidas que logran salvarse o mejorarse gracias al incremento en la donación”.
Además, resaltó que “a lo largo de todo 2017 los donantes santafesinos posibilitaron el trasplante de 327 pacientes: 186 de órganos, 123 de córneas y 18 de válvulas cardíacas. Los datos oficiales de Incucai indican que somos la segunda provincia del país en cantidad de órganos ablacionados para trasplantes renales, hepatorrenales y de renopáncreas, implantados en distintas partes del país, y la tercera en donantes y de trasplantes posibilitados”.
Asimismo, destacó que “en Santa Fe se superó la tasa de 20 donantes por millón de habitantes, que es quizás la mejor forma de apreciar el compromiso donante de una sociedad y el trabajo de las instituciones. Es una tasa equiparable a países muy avanzados. Como referencia, el índice a nivel nacional es de 13 donantes por millón de habitantes”.
Finalmente, Cuestas remarcó que ”nos queda mucho por hacer por los 8.000 pacientes que siguen esperando su trasplante y nuestro mensaje para la sociedad santafesina es que se informe, supere las dudas y los miedos e incorpore la donación de órganos, sangre y médula a la vida cotidiana, como una forma sana, responsable y solidaria de vivir en comunidad”.
“La actitud donante es por el otro y por nosotros mismos; todos podemos llegar a necesitarlo en algún momento”, concluyó Cuestas.