Ante los avances de un posible traspaso de las instalaciones a una industria quesera de la provincia de Buenos Aires, los obreros comenzaron con las tareas de limpieza, mantenimiento y puesta en funcionamiento.
Según explicaron fuentes con conocimiento de la situación, los responsables del Grupo bonaerense denominado “Tarantella” solicitaron ver a la planta en funcionamiento para definir la operación de compra de esas instalaciones.
De los 61 trabajadores se retiraron 13, bajo la modalidad de retiro voluntario, y a otros 6 se les abonó la indemnización correspondiente tras negarse al traslado a la planta de Gálvez.
De esta manera, la planta quedó con 37 trabajadores, exigencia que también planteaba la empresa interesada.