Profundo dolor, ausencias, lágrimas, abrazos apretados y velas en señal de memoria. Eso se vio en el acto que se realizó anoche en la esquina de avenida Pellegrini y Ayacucho, para honrar el recuerdo de Hernán Ferrucci, Alejandro Pagnucco, Hernán Mendoza, Diego Angelini y Ariel Erlij, los cinco amigos rosarinos de la promoción 87 del Politécnico que fallecieron el martes pasado tras un atentado terrorista en Nueva York, mientras celebraban los 30 años de egresados de esta tradicional entidad educativa de la ciudad.
El emotivo acto contó con la presencia de familiares y allegados de las víctimas, ya que los círculos más cercanos están trabajando para poder conseguir el traslado de los cuerpos, con compañeros de la misma promoción, con ex alumnos de la institución y una gran cantidad de rosarinos que se acercó a ofrecer sus mensajes de apoyo para poder afrontar este duro trance que enlutó no sólo al Politécnico, sino a toda la ciudad.
Desde las 20 comenzaron a arrimarse los que se animaron a exhibir algunas palabras entre tanta angustia y aflicción. Todo muy informal. No hubo escenarios, ni micrófonos, ni discursos oficiales. Sólo se desarrolló un minuto de silencio, con aplausos que le dieron caudal a la sentida evocación.
Todo sucedió alrededor de quienes lograron armarse de fuerzas para poder expresar algún breve mensaje de paz, algún ruego, entre una marea de periodistas de todo el país, que le quitó algo de intimidad al evento, pero le agregó trascendencia mediática.
"Pienso que fue un enfermo el que provocó esto. La verdad es que no le encontramos ninguna explicación. Este tipo de gestos nos ayudan a afrontar este momento", señaló Yolanda, la suegra de Erlij.
"Es algo terrible lo que pasó. En esta humanidad ya no hay respeto por nadie, en ningún lado del mundo. Mi primo se salvó, gracias a Dios, pero estoy muy apenada por el resto, como lo están todos los argentinos", confesó Norma, prima de Ariel Benvenuto, uno de los que sobrevivió a la tragedia.
"Son enemigos invisibles, que andan por todas las ciudades del mundo y no hay manera de protegerse. Todos estamos expuestos a estos ataques criminales", exclamó Edgardo, ex alumno, egresado hace 54 años del Politécnico.
"Los que murieron eran profesionales, personas con familia, gran capacidad, y mucho futuro por delante. El dolor es muy grande", remarcó.
"Esta gente que se acercó nos arrima un poco de consuelo, pero todo es muy difícil", confió por su parte Manuela, tía de Erlij.
"A quienes nos formamos en el Politécnico y sabemos los vínculos y los valores que se generan, esto nos pegó mucho más fuerte", destacó Jorge, egresado de la entidad, quien subrayó que "esta escuela nos enseñó mucho más que matemática, nos enseñó a vivir, a pensar, a tolerar, a vivir en la diversidad, atender todas las opiniones, y a honrar el vínculo de la amistad. Por eso, encontrarnos con este horror es inexplicable", admitió muy consternado.
A su turno, el arquitecto Alejandro Beltramone, amigo de Erlij y de Mendoza, apuntó que "el mundo es muy grande, pero esto nos toca tan de cerca, que el dolor es enorme. Y nos hace sentir lo finito que somos en este universo. Es increíble que se termine todo, de esta manera, con el que tenías al lado hace sólo un par de días", reflexionó.
Los testimonios se sumaron, al igual que las muestras de dolor, en una noche triste en la puerta del Politécnico.
Fuente: La Capital