Tras el rezo de la oración mariana del Ángelus, el papa Francisco pensó “en Estambul” y dijo: “Pienso en Santa Sofía y estoy muy dolido”.
La frase, tan sencilla como seca, expresa el dolor de la Santa Sede, además del de ortodoxos y de gran parte del mundo occidental, por la decisión del presidente turco Recep Tayyip Erdogan de transformar la basílica de Santa Sofía en una mezquita, a partir del 24 de julio.
El pasado 10 de julio, la justicia de Turquía autorizó que Santa Sofía, hasta ahora museo y antigua catedral, vuelva a ser una mezquita, es decir un lugar de culto musulmán.
Santa Sofía fue durante unos mil años catedral cristiana. Tras la conquista de Constantinopla por el sultán Mehmet Faith fue convertida en mezquita y, en 1935, declarada museo.
Sin embargo, una corte en Turquía declaró que el fallo de 1935, que convirtió la antigua catedral de Santa Sofía en museo, fue ilegal. (Aica)