El empresario Leonardo Peiti, ligado al juego clandestino y cuya declaración propició la caída de dos fiscales por corrupción y la investigación sobre la connivencia con senadores provinciales, recuperó este lunes la libertad en modo condicional. Ahora cumplirá la condena a tres años de prisión por organizar negocios de apuestas ilegales y sobornar funcionarios judiciales y políticos en su casa de Fisherton.
La jueza de Ejecución Penal, Luciana Prunotto, accedió al pedido de los abogados de Peiti –Angelo, Luis y Lucio Rossini– en la audiencia que se realizó en el Centro de Justicia Penal. Solo el fiscal regional de Venado Tuerto, Matías Merlo, objetó la pretensión del empresario.
En este caso, el representante del MPA señaló incumplimientos en el régimen permitido para la ejecución de la pena, pero luego terminó aceptando el beneficio. Por su parte, los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra no pusieron reparos al pedido de la defensa y solo plantearon que el empresario cumpla algunos requisitos mientras dure la sentencia, que culminará dentro de dos años, el 9 de febrero de 2024.
De esa manera, Peiti abandonó la clínica psiquiátrica donde se le había permitido cumplir la pena de prisión y desde hoy continúa su tratamiento de modo ambulatorio en su domicilio, Morrison 8059, de Fisherton.
Al concederle la libertad condicional, la jueza Prunotto le impuso condiciones como comparecer mensualmente ante el Patronato de Liberados, "obligación de obtener un trabajo, oficio, industria, comercio" para justificar "subsistencia por medios lícitos", abstenerse de acercarse a otras personas imputadas, y prohibición de salir de Rosario por más de 7 días o salir del país, entre otras. Además, lo eximió del mecanismo de monitoreo electrónico.