Un día antes de que finalizara su mandato, la ministra de Educación, Claudia Balagué, firmó un decreto que derogó la norma de 1950 que ordenaba la cesantía de Olga Cossettini como directora de la Escuela Carrasco. Para la red de educadores que trabajan para difundir la experiencia educativa de las hermanas Cossettini, se trata de un merecido acto de "reparación" y una oportunidad "para volver a revisar" una experiencia educativa innovadora, plural y democrática.
"Todavía tenemos mucho que aprender de Olga y Leticia", asegura Amanda Paccotti, una de las referentes de la Red Cossettini, y recuerda que las gestiones para derogar el decreto que sacó de su cargo a la directora de la Escuela Carrasco se iniciaron hace unos 14 años, casi al mismo tiempo en que se creó la red que nuclea a docentes de todo el país.
Las hermanas Cossettini llegaron a Rosario en 1935 para hacerse cargo de la Escuela Experimental Nº 69, "Doctor Gabriel Carrasco", del barrio de Alberdi. En ese lugar, las educadoras desarrollaron una de las experiencias pedagógicas más innovadoras del siglo XX. La llamada "Escuela Serena" o "Escuela Nueva", que rompió con los cánones del enciclopedismo, puso a los alumnos como centro del proceso pedagógico, promovió la educación por el arte y limó fronteras entre la escuela y la comunidad.
Pero sobre todo, advierte Paccotti, fueron "dos mujeres valientes" que supieron "leer la realidad donde estaba inserta la escuela. Su propuesta no se limita a las salidas al río o el coro de pájaros; sino que hablaban de formación ciudadana, de cooperativismo, de indigenismo, de ecología y de lucha por los derechos de los docentes", señala.
Cuando Olga llegó a Rosario, lo hizo con varios años como docente encima. Según los registros de su historia laboral, había iniciado su carrera en 1917 en una escuela pública de la localidad de Sunchales, y seis años después se inició como maestra en la escuela Normal de Rafaela, donde se desempeñó también como profesora y regente. Allí realizó el primer ensayo del "proyecto sobre la Nueva Educación" que se publicó en los libros "Escuela Serena" y "Sobre un ensayo de escuela Serena", el último publicado por la Universidad Nacional del Litoral.
Su labor pedagógica fue reconocida en Chile, México, Uruguay y otros países latinoamericanos, pero en 1944 desde el Consejo de Educación se decidió suprimir el carácter experimental de la Escuela Carrasco.
Discrepancias con el peronismo
Alvaro Escobar es docente de escuelas rurales y uno de los integrantes de la red Cossettini que más investigó los motivos de la exoneración de Olga. "Un tema complicado, donde no existe demasiada información más allá de publicaciones periodísticas dispersas en distintos diarios", señala.
De todas formas, apunta, que "los problemas" comenzaron cuando la experiencia de las hermanas Cossettini estaba "en pleno auge". En el 45, apunta, "hubo un intento de trasladarla, pero la intervención de la Federación del Magisterio Santafesino logró que siguiera en su cargo".
Pero, advierte el investigador, las discrepancias con el gobierno peronista y, sobre todo, la negativa a utilizar los libros de lectura que promovía el primer plan quinquenal, sellaron la suerte de la docente: "Los motivos por los cuales fue cesanteada no están escritos, pero fue investigada por actividades antiargentinas y a eso hace referencia el decreto del 50 que la deja cesante".
Según su opinión, la cesantía tuvo una razón: "El poder político, de la provincia y la Nación, no perdonó que siendo mujer, maestra y del interior, definiera la educación como ella lo hizo".
Un acto de desagravio
El decreto que anula la exoneración de Olga lleva el número 4.049 y fue firmado por Balagué y el ex gobernador Miguel Lifschitz el pasado 9 de diciembre, el último día de sus gestiones.
Entre los considerandos de la norma se destaca que "si bien la historia de la educación, tanto de Santa Fe como de toda la Argentina, ha rescatado la figura de esta noble maestra y pedagoga, no se ha producido ningún acto administrativo que desagravie la figura de tan relevante docente santafesina".
Y se advierte que "el cese de la pedagoga santafesina" obedeció a "razones ideológicas y políticas" y señala que existe "un claro contraste entre los fundamentos de la cesantía que duró hasta su muerte y la consagración de su vida en favor de la educación santafesina, habiendo honrado su escuela dentro y fuera del país".
Finalmente, la norma ordena derogar el decreto del 21 de agosto de 1950 en todos sus términos, dejando sin efecto la cesantía. "Establécese como un acto de justicia y reparación histórica el desagravio de la señora Cossettini, reconociendo su labor pedagógica, a través del desarrollo de una educación innovadora, de calidad, plural, democrática e igualitaria", concluye.
Fuente: La Capital